miércoles, 21 de mayo de 2008

Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando




Llegara tu último respirar y yo desde la eternidad
estaré esperandote con mi mano clamando por la tuya,
ya nuestras vidas con sus bastas obligaciones habrán
volado lejos como las hojas en otoño y solo la desolación
más infinita, el frío silencio sin tiempo, nuestras almas al fin desnudas
nos acompañaran en la hora de la verdad. Allá en aquel tiempo
donde nuestras antiguas preocupaciones que fueron barreras colosales
ya no serán ni siquiera cenizas, y lo nuestro solo un eco que repetirá
por siempre y desde siempre cuanto te ame. Más ya no estaremos,
ni tampoco estará nada de lo que nos separo, ni el miedo, ni recuerdos,
solo tumbas lejanas y marchitas ya sin nombres.
Más nuestra historia flotara por las estrellas y universos
hasta que nuestros átomos se junten y nos vuelvan a reencontrar
y nos volvamos a enamorar, y así para siempre hasta que al final de la historia
nuestras tumbas sean solo una por la eternidad misma que también es marchita.

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